Feliz cumpleaños Eduardo Galeano.
Golondrina errante
Un espacio para la historia desde una perspectiva de género y para la cultura en general.
lunes, 3 de septiembre de 2012
jueves, 23 de agosto de 2012
FUNDACIÓN DE
REGENERACIÓN (7 AGOSTO 1900)
Los hermanos Flores Magón |
miércoles, 18 de julio de 2012
Margarita Ortega, una golondrina errante...
Resistencia
magonista a través de las huellas de Margarita Ortega
“Apóstol, guerrera, enfermera, todo a la
vez era esta mujer excepcional”
Ricardo Flores Magón
Regeneración,
13 de junio, 1914
En contraparte con el orozquismo que fue un
movimiento efímero, el magonismo había estado trabajando desde la última década
del siglo XIX y de manera ininterrumpida su proyecto revolucionario, siendo el
grupo más radical, primero en contra del gobierno porfirista y después con el
de Madero al no sostener posturas ideológicas semejantes. Considerado uno de los grupos con mejor organización
en las oposiciones que se formaron a finales del siglo XIX en contra del
gobierno de Porfirio Díaz, el Partido Liberal Mexicano se dedicó a actividades
relacionadas con la propaganda y divulgación revolucionaria, la promulgación de
manifiestos y la preparación militar de obreros en huelga y al poner en acción
la táctica de guerrillas.[1] La zona de mayor
influencia de este grupo fue la frontera, principalmente en los estados de
Sonora, Coahuila, Chihuahua y Baja California. Los miembros del partido liberal
pertenecían a la clase media y al proletariado,[2] se caracterizaban por
formar parte de un contexto urbano y fronterizo marcado por las relaciones
económicas y socioculturales con Estados Unidos.
La
fuerte influencia del magonismo en estas zonas del país, se identifica en los
distintos movimientos huelguistas y rebeliones que se efectuaron en las
regiones norteñas durante toda la etapa revolucionaria, a la par de otros
movimientos insurrectos. Las diferencias entre el gobierno maderista y el
constitucionalista después, hicieron del magonismo un grupo político
contestatario por su proyecto anarquista como ideal para el país. Perseguidos y
acorralados en la frontera mexicana fue como este grupo vivió en una constante
resistencia para su supervivencia y vigencia dentro de las demandas de sectores
específicos de la sociedad mexicana.
Dicha resistencia fue posible en
gran medida por la labor de las mujeres
en el PLM. En el primer capítulo hemos mencionado que se puede constatar la
presencia esencial entre sus filas de mujeres que se unieron a la lucha anarquista
que el grupo encauzaba. Podemos decir que en el norte mexicano la figura
femenina más visible, dentro de lo que significó la revolución, se ubica con
las mujeres adeptas del Partido Liberal Mexicano (PLM).
En este tenor cabe hacer mención de
Margarita Ortega, una mujer que colaboró totalmente en las causas del Partido
Liberal Mexicano, siendo su participación amplia; se dedicó a la propaganda y a
la organización de levantamientos en la frontera de los estados de Sonora y
Baja California. Sus contemporáneos y similares de lucha, dejaron huella en
diversas descripciones del carácter rebelde y revolucionario de esta sonorense.
La
información alrededor del origen de Margarita es escasa. Nacida en el estado de
Sonora, hija de Pablo Ortega, residió durante algunos años en Baja California,
esto se sabe ya que se tienen los registros de algunos integrantes de la
familia Ortega que eran propietarios de tierras en la colonia agrícola de
Tecate. También, existe evidencia de sus tres matrimonios y que tuvo tres hijos
con Pascual Gortari: Irineo, Andrés y Rosaura Gortari,[3] esta última la siguió en
sus andanzas revolucionarias a lo largo de la frontera. Ricardo Flores Magón en
Regeneración (el periódico oficial
del PLM) describe así la relación y después escisión que Ortega tuvo con su
familia por la postura ideológica que tomó:
Mujer de exquisitos sentimientos, amaba entrañablemente a su familia; pero su familia estaba compuesta de personas inconscientes, de burgueses y proletarios aspirantes a ser burgueses, y estas personas nunca pudieron comprender cómo una mujer dotada de tan extraordinario talento, de tan inagotable energía, y que poseía substanciosos bienes de fortuna, pudiera hacer causa común con los desheredados, y por ese motivo la odiaban, la odiaban como odian los corazones vulgares a los espíritus nobles y puros que constituyen un obstáculo a sus mezquinas ambiciones.[4]
La posición ideológica
de algunas mujeres influyó en las decisiones que tomaron otras,[5] tal es el caso de Rosaura Gortari quien se unió a
la posición política de su madre; rompiendo las dos con las imposiciones de su
núcleo familiar. La personalidad de Margarita Ortega le permitió romper con
ataduras vinculadas a su género y a la moral social de la época, al dejarlo
todo para unirse al grupo magonista.
El
rol de Margarita Ortega, fue contrastante y mutable según las necesidades de la
misma lucha. Unas veces se dedicó a la propaganda política, otras al
contrabando de armamento, a la enfermería y al espionaje.[6] Además, tenía una
atracción por la contienda armada, por organizar grupos revolucionarios y tomar
las armas. Al respecto, Nicolás T. Bernal[7], colaborador magonista,
señala:
Margarita
quería formar grupos de revolucionarios para conservar activo el proceso
revolucionario. ¡Cómo criticaba a aquéllos que seguían a los caudillos por un
mendrugo, en lugar de guiarse por una causa noble! Con esta actitud de
Margarita, me había desvanecido la idea, sobre ella, de que quería descansar,
pues poco antes había participado en algunas acciones revolucionarias; lo que
ella quería era tomar participación en la lucha armada.[8]
Le daba valor a las
luchas con causa, los hombres magonistas la veían como una mujer de gran
carácter y con unos ideales firmes;[9] creía en la construcción
en el futuro de un mundo socialista. Por lo mismo, tenía la esperanza en que
los “jóvenes del futuro leyeran los
escritos de Ricardo y reiniciaran la tarea que éste había comenzado.”[10] Las magonistas, siguiendo
la tesis de María Remedios Hernández, lucharon por la condición de los
trabajadores, del proletariado en general. Según los líderes del partido, la
condición de la mujer estaba intrínsecamente relacionada con el capitalismo y
la opresión de las clases proletarias.
Esta conciencia general de clase, pudo llevar
a la mujer magonista a una conciencia femenina en la que se identificaron como
un grupo de género diferenciado al hombre, como mexicanas y como obreras e
integrantes esenciales del movimiento. En 1911 se publicó un artículo firmado
por Andrea Villarreal, en donde se dijo “que la mujer, como parte de la humanidad
tenía derechos intrínsecos, iguales a los que gozaba el hombre, y por lo tanto,
merecía un lugar, no detrás ni abajo del hombre, sino a su lado, hombro con
hombro.”[11]
¿Qué tanto permeó esta aparente conciencia femenina, en las mujeres magonistas
que trabajaban afanosamente en la propaganda y en la organización de huelgas y
levantamientos como Margarita Ortega? ¿Influiría esta posición en las adeptas
lectoras de Regeneración?
Como
militante a M. Ortega se le ubica hasta el año de 1911, cuando se dan los
sucesos del levantamiento armado en Baja California. Sin embargo, un año antes
se publicó en Regeneración un listado
de personas, entre ellas Margarita, que contribuyeron económicamente con la
madre de Juan Sarabia -líder y figura esencial del PLM- para que acudiera a
México a promover la liberación de su hijo preso.[12] Es interesante señalar
que las mujeres que tenían una estabilidad económica apoyaron al partido con
donativos.[13]
Podemos de esta forma, identificar la incipiente simpatía e interés de la sonorense
por Regeneración; además de ser,
posiblemente, uno de los primeros contactos directos de ésta con la causa del
partido; aunque existe otra versión en la que se señala que el conocimiento de
la existencia del magonismo, lo obtuvo por su relación con Natividad Cortés,
seguidor de las ideas de Flores Magón, antes de 1911.[14]
Ya en contienda, estuvo envuelta en
varias afrentas en donde llegó a tomar las armas. Fue integrante del grupo
magonista que realizó la toma de
Mexicali el 29 de enero de 1911,[15] durante todo este año fue
el soporte entre los adeptos al PLM en Baja California.[16] Después de estos
acontecimientos fue expulsada con su hija del país por el gobierno de Madero,
lo que la obligó a cambiar de residencia y de identidad, trasladándose a
Phoenix Arizona con el nombre falso de María Valdez.[17]
En octubre de 1913, después de la muerte
de su hija a causa de una enfermedad y al poco tiempo de regresar del exilio,
al lado de Natividad Cortés tuvo como labor la de organizar el movimiento
revolucionario en el norte de Sonora, teniendo como base el pueblo de Sonoyta.[18] En dicha campaña, fueron
aprehendidos por Rodolfo Gallegos,[19] quien ordenó el
fusilamiento al instante de Cortés y el traslado de Margarita Ortega de Sonoyta a Mexicali, siendo detenida
por los huertistas el 20 de noviembre, para ser torturada y fusilada cuatro
días después, el 24 de noviembre de 1913.[20]
La forma en la que Margarita Ortega es
perseguida primero por los maderistas y después por los huertistas demostraba
una posición definida por la fidelidad a los ideales que abrazó. La manera en
que muere, asesinada, según lo relatado por Flores Magón, deja de lado las
consideraciones que por su “condición femenina” pudo haber gozado,[21] ya que el hecho de ser
magonista, al parecer, tuvo mucho más peso que ser mujer.
La
resistencia magonista, tanto masculina como femenina, será una constante
durante todo el periodo armado revolucionario. Mientras constitucionalistas,
villistas, zapatistas y demás facciones se enfrentan entre sí, este grupo
continuará con los levantamientos, la propaganda y el impulso del ideal
anarquista y socialista en el país, hasta su desaparición con el exilio y
muerte de sus líderes más importantes.
[1] Radding, “Maderismo”, 1997, p. 218.
[2] Ibid., p. 218.
[3] Samaniego, Nacionalismo,
2008, p. 181.
[4] Ricardo Flores Magón, “Margarita Ortega”, Regeneración, 13 de junio de 1914.
[5] Hernández, “Mujeres”, 1994, p. 127.
[6] Cózatl, “Ser”, 2010, p. 135.
[7] Mariano Gómez Gutiérrez: jalisciense, anarquista que emigró a Estados Unidos a principios
del siglo XX y se adhirió a la Junta Revolucionaria del PLM en los Ángeles. Como
todo opositor y siendo costumbre entre los magonistas, utilizó varios
sobrenombres para cubrir su identidad, entre otros, el de “Blas Lara” con el que
firmó su novela autobiográfica La vida
que yo viví.
[8] T. Bernal, Memorias,
1982, p. 67.
[9] “Nuestra Leona del
desierto” era como llamaban a Margarita Ortega los
militantes y escritores magonistas. Fue una mujer que al igual que Leona
Vicario dejó la estabilidad económica, social y familiar para seguir la lucha y
sus ideales. Vivieron ambas la incertidumbre y desazón de la prisión y los interrogatorios,
teniendo Ortega un final trágico. Es importante señalar que en el discurso que
se desarrolló durante la lucha revolucionaria –principalmente en el pensamiento magonista- fue común
equiparar a personajes de la historia con los revolucionarios y revolucionarias
por sus actividades subversivas y de lucha, como ejemplos de valor y heroísmo.
[10] T. Bernal, Memorias,
1982, p. 67.
[11] Hernández, “Mujeres”, 1994, p. 103.
[12] “Para la madre de Juan Sarabia”, Regeneración, 22 de octubre 1910.
[13] Blas Lara en su novela, hace mención de tres hermanas sonorenses:
Elvira, Petronila e Ignacia; que eran “de la clase rica de Sonora” y que
ayudaban con dinero para la propaganda del partido. Ver: Lara, Vida, 1954, p. 189.
[14] Samaniego, Nacionalismo,
2008, p. 182.
[15] Ibid., p. 175.
[16] Ricardo Flores Magón, “Margarita Ortega”, Regeneración, 13 de junio de 1914.
[17] Ibid.
[18] Ibid.
[19]Actor político y militar de la frontera que se movió de una facción
a otra durante el proceso revolucionario, adepto constitucionalista para ese
tiempo.
[20] Ricardo Flores Magón, “Margarita Ortega”, Regeneración, 13 de junio de 1914.
[21] Hernández, “Mujeres”, 1994, p. 130.
Suscribirse a:
Entradas (Atom)